sábado, 18 de noviembre de 2017

De una alada aprendiz...

Les doy un pequeño fragmento de mi regalo, digamos que la introducción...

     Voy a hacer un regalo, y voy a comenzar regalando lo que para mí es un tesoro; la sensatez. Nuestras interacciones actuales en el marco de las relaciones sociales son tan novedosas, que pasar de lo invisible a lo visible nos pude llenar de ego – como lo canta nuestro querido Ali Primera, quien vive en la oscurana con mucha luz se encandila-, y me explico;  en la mayoría de los casos tener la oportunidad de referirse desde  un país con respecto al otro, puede instar a una batalla de ideas entre quien está en mejor o peor condición social con respecto al otro, o quien tiene mejor percepción de alguna cosa,  en este caso no es eso lo que quiero, no es la egolatría del supuesto yo, quien pretende argumentar cualquier cosa sobre lo que acontece o no en Venezuela o en cualquier país, sino que soy simplemente yo queriendo interactuar sobre cualquier cosa como Venezolana con Venezolanos -el ser yo misma que le llaman-. Sí, a eso llamo regalo. Para mí, recibir sensatez en el mundo actual, es un artículo de lujo, sobre todo ahora que pareciéramos estar inmersos en un juego trancado, empatado pues!! Y como lo hacen los bravucones, dándose puñetazos para imponer la ley del más fuerte.

     Sin embargo, escribir sobre nuestra cotidianidad además de ser un reto interesante, es tocar una matiz de vivencias y colores enriquecedores desde todo punto de vista, yo en mi particular, he vivido de lo que me han contado y ha sido tan emocionante que me he conformado solo con  palabras, no necesito ver para creer, -Santo Tomas no es mi santo de referencia-, es como un libro de  Julio Verne; ir al centro de la tierra o viajar a la luna con tantos recuerdos que no existe más alegato que el  haber estado allí. Pero, porque escribir a una sola persona cuando se ha conocido a tantas, porque querer saber de una entre tantos, no lo sé, pero un día un tal Galeano me dijo que confiara solo en quien ama, porque el que ama no traiciona y aun si traicionara, si lo hace por amor, entonces vale la pena. Por tanto yo digo, escribir lo que te sale del alma, realmente vale la pena, pues con que al menos uno te lea, tus palabras emprenderán un gran viaje y empezaran a tocar millones de corazones y a sumar para montañas de razones....
... y aquí queda el abre bocas!!!

Miralys Viscalla
19/07/2017
Fragmento de Pieza que presente en un concurso de la 
Casa de las Primeras Letras Andrés Bello