Venezuela se debate en un mar de dimes y diretes, de culpas y culpables,
de irresponsables que destruyen y de otros que construyen, de paz y de guerra,
de dialogo y de traición, de proyectos que inician con fuerza y del caos que
hace su entrada triunfal en situaciones de crisis, de cortinas que esconden
realidades y de verdades que se maquillan, en fin; todo es relativo, movible, efímero
hasta que te hace temblar recordándote que la realidad depende del
contexto y la posición desde la que se mire. Eso está como la frase: Tus
derechos terminan donde comienzan los míos, eso decía alguien que escuche en
una tranca de calle, donde no había paso y los manifestantes aseguraban estar
haciendo uso a su derecho de protestar pero el que tenía la necesidad de pasar,
hacía eco de su derecho al libre tránsito. Entonces vuelvo, todo es relativo.
Y eso explica muchas cosas, de una manera responsable me atrevo a hacer
un llamado claro y fuerte a que hagamos un esfuerzo superior a fin de lograr
instaurar la paz en nuestro país, a buscar alternativas desde el dialogo y la
relación civilizada entre grupos, NO podemos seguir viviendo en estado de
angustia y de zozobra, donde la confusión llena las calles de infiltrados y balas
que presagian la muerte. Claro que se puede conseguir una vía para la
reconstrucción, para la solución a los tantos, tan complejos y preocupantes
problemas que no son nuevos, que se han agudizado una vez que se corrieron las
cortinas de la inclusión y se le dio paso a la luz de la participación, porque
a unos pocos no les gusta que los nadie tengan sus mismas oportunidades y
posibilidades; que han hecho que los unos y los otros se sienten desde sus
posiciones de relatividad y crean en soluciones opuestas pero que por la salud
del país, deben tratar de hacer
coincidir en un punto común para poder llegar a alcanzar un nivel sano de
convivencia que sea bien visto desde la posición relativa de cada grupo.
Hablar de guerra no es fácil, aunque las redes
sociales sean los caballos en los que cabalga la información del caos generado,
real o ficticio pero caos al fin, situación que hiela la sangre, detiene los
músculos y genera terror en la población, sintiéndose una situación de fin y de
destrucción masiva que viaja galopante a través de los medios de comunicación internacionales.
Todos desde su posición relativa, anuncian que actúan desde la necesidad de
luchar por la libertad, pero ¿qué es la Libertad? – Caer en un estado de
violencia tal que destruya la estructura física del país, apagar la vida de hombres
y mujeres inocentes, amedrentar madres y padres de familia que están trabajando
para llevar el sustento a su hogar, aterrorizar a niños en sus centros
escolares - Gran pregunta, que genera
otra: ¿la situación actual amerita perder la cordura en nombre de la libertad?
La verdad, quisiera tener la respuesta, quisiera poder decir ya basta y que así
se cumpla, pero por ahora solo digo, No sigamos la guerra, busquemos vías para
resolver los conflictos de forma tal que podamos abrirle las puertas a la
Libertad, esa libertad plena, real y duradera que nos haga sentir seguros en el
tránsito por esta vida.
Frente al enorme desafío que significa resolver esos
problemas que nos trajeron al punto donde estamos, es necesario entender que la
PAZ no se decreta, se construye desde la voluntad y el trabajo en equipo, para
ello es necesario que usemos todas las herramientas que estén a la mano, que
busquemos las que hagan falta y que luchemos con todas las fuerzas, esta lucha
no es ni será sencilla, nadie dijo que lo fuera, pero hay que luchar, la clave
está en trabajar armónicamente y en equipo, seguir sumando y demostrándole al
pueblo en su totalidad, que este país es de todos y que debemos asimilar desde
nuestra particular relatividad que cada persona es necesaria, cada cual le da
un sentido al ser y al existir de nuestra patria. Volvamos al dialogo, a la
reconciliación, a la armonía, a la vida.
Por:
Miralys Viscalla
Correo: mviscalla@gmail.com
Twitter:
@mviscalla
21/02/2014
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