Cualquier
organismo que tenga una función propia de la vida es considerado un ser vivo,
en este sentido, biológicamente asociamos el concepto “vida” a esa capacidad de
nacer, crecer, reproducirse y morir; animales plantas y todo tipo de ser vivo
pasa por el mismo ciclo.
La vida, también
se vincula con la capacidad que tienen los seres vivos para interactuar con su
entorno, administrar sus propios recursos físicos e incluso adaptarse a ellos.
La vida humana más específicamente, es muy compleja y no se trata sólo de esa
concepción biológica que encierra el significado de la palabra vida que se
circunscribe al hecho de existir, sino que se refiere ampliamente a la
existencia del ser humano que inicia incluso antes de su nacimiento pues sus
padres empiezan a vivirlo, a sentirlo y a soñarlo desde su concepción o la
intención de concebirlo (en el mejor de los casos – hijo deseado le llaman en
algunos lados) y concluye, en ciertos casos, con su desaparición física. Y digo
en ciertos casos, porque hay hombres y mujeres cuya vida ha sido tan
significativa e influyente para la humanidad que incluso, después de su muerte,
siguen siendo recordados, y allí entran grandes pensadores, científicos,
poetas, músicos, políticos, y una amplia lista de etcétera.
Partiendo de que
hasta la vida se puede describir con palabras, pudiéramos decir que esa
transición a lo largo de los años que hacen los hombres y mujeres en ese
cumplimiento natural de su ciclo biológico, es lo que conocemos como “vivir” y
que también se pude explicar con
palabras, pero la verdad es que eso no es tan así, pues, hay ciertas cosas en
la vida humana imposibles de describir
con palabras. Como el primer beso,
el placer de un buen sexo, el cosquilleo en una montaña rusa, cuando te dicen mamá o papá por primera vez, la necesidad
de mirar a alguien a los ojos, la rara sensación al sentir los latidos
de nuestro corazón, en fin, hay muchas cosas en nuestra vida que sólo se
sienten, se viven, se disfrutan y se atesoran en la piel, en la memoria, en
nuestra propia historia y la música nos ayuda a rememorarlas pues no sólo entra
por nuestros oídos sino que se instala en el aíre y en nuestros pensamientos para
convertirse en otro sol, en un paseo familiar o con amigos, en unas
inolvidables vacaciones.
Vivir, pero vivir
de a de veras, como si cada día fuese un milagro, haciendo del mundo un mejor
lugar para que mucha gente siga viviendo, llenando de gracia y música cada día
es un desafío fundamental para cada hombre, para cada mujer. Por tanto, el reto
es:
¡Simplemente vivir cada día de nuestra vida!
Miralys Viscalla
19/05/2016
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