viernes, 20 de mayo de 2016

Vivir…


Cualquier organismo que tenga una función propia de la vida es considerado un ser vivo, en este sentido, biológicamente asociamos el concepto “vida” a esa capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir; animales plantas y todo tipo de ser vivo pasa por el mismo ciclo.

La vida, también se vincula con la capacidad que tienen los seres vivos para interactuar con su entorno, administrar sus propios recursos físicos e incluso adaptarse a ellos. La vida humana más específicamente, es muy compleja y no se trata sólo de esa concepción biológica que encierra el significado de la palabra vida que se circunscribe al hecho de existir, sino que se refiere ampliamente a la existencia del ser humano que inicia incluso antes de su nacimiento pues sus padres empiezan a vivirlo, a sentirlo y a soñarlo desde su concepción o la intención de concebirlo (en el mejor de los casos – hijo deseado le llaman en algunos lados) y concluye, en ciertos casos, con su desaparición física. Y digo en ciertos casos, porque hay hombres y mujeres cuya vida ha sido tan significativa e influyente para la humanidad que incluso, después de su muerte, siguen siendo recordados, y allí entran grandes pensadores, científicos, poetas, músicos, políticos, y una amplia lista de etcétera.    

Partiendo de que hasta la vida se puede describir con palabras, pudiéramos decir que esa transición a lo largo de los años que hacen los hombres y mujeres en ese cumplimiento natural de su ciclo biológico, es lo que conocemos como “vivir” y que  también se pude explicar con palabras, pero la verdad es que eso no es tan así, pues, hay ciertas cosas en la vida humana imposibles de describir con palabras. Como el primer beso, el placer de un buen sexo, el cosquilleo en una montaña rusa, cuando te dicen mamá o papá por primera vez, la necesidad de mirar a alguien a los ojos, la rara sensación al sentir los latidos de nuestro corazón, en fin, hay muchas cosas en nuestra vida que sólo se sienten, se viven, se disfrutan y se atesoran en la piel, en la memoria, en nuestra propia historia y la música nos ayuda a rememorarlas pues no sólo entra por nuestros oídos sino que se instala en el aíre y en nuestros pensamientos para convertirse en otro sol, en un paseo familiar o con amigos, en unas inolvidables vacaciones.

Vivir, pero vivir de a de veras, como si cada día fuese un milagro, haciendo del mundo un mejor lugar para que mucha gente siga viviendo, llenando de gracia y música cada día es un desafío fundamental para cada hombre, para cada mujer. Por tanto, el reto es:



¡Simplemente vivir cada día de nuestra vida!



Miralys Viscalla

19/05/2016

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